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Categoría: Marruecos-2005
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El 20 de julio Rafael Cantillana visita Larache.

Domingo 17 de Julio de 2005
Acabo de decidir que no merece la pena ir a Larache con mis hijos, son demasiado pequeños, y más aún como para ir sin saber ciertos factores como temperatura o dificultades en el paso del coche por el Estrecho.
Me reúno con Adolfo para comunicarle mi intención de viajar solo a Larache, explicándome la situación actual de nuestro proyecto con Marruecos.

Lunes 18 de Julio
Soy una persona que pongo mucha ilusión en las cosas que me propongo hacer y las reflexiones las hago después de ese impulso inicial; así que me he leído toda la documentación que me dio Adolfo, llegando a la conclusión de que nuestro proyecto se encuentra en un autentico punto muerto, debido a la ausencia de contacto con el único eslabón marroquí, el tan nombrado Ahmed, que parece un fantasma que apareció un día  en una cafetería de Larache y nunca más se supo de él.
Hablo con Cesar por si me quiere acompañar y declina cortésmente la invitación por cuestiones personales, lo mismo pasó ayer con Adolfo, así que hoy por la tarde me encuentro de lo más desanimado y preguntándome que puñetas se me ha perdido a mí en Larache y con los gastos que me va a ocasionar.
Ya por la noche me reconozco que en el fondo todo lo que me pasa es miedo a viajar solo.

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Martes 19 de Julio
Ante tanta incertidumbre e indecisión (Los miedos son malas compañías), decido llamar a Sibari y después de varios intentos puedo hablar con él y le comunico que antes de decidirme a viajar tenía que tener la seguridad de que iba a poder entrevistarme con Ahmed, pues esa es la motivación principal de mi viaje. Quedo en llamarlo esta noche a las diez y media.

Me voy a IKEA a comprarles a Sibari y Ahmed unos presentes en nombre de los profesores de Sevilla. Consigo unas lámparas de luciérnagas, algo delicado y realmente bonito.

Llamo por la noche a Sibari y por fin puedo decidir viajar, me dice que Ahmed me espera mañana.




Miércoles 20 de Julio
Salgo a las siete y media de la mañana con mi mochila y con ganas de comerme el mundo. Y para ello le doy de comer al coche su combustible y yo aprovecho para desayunar en el bar de la gasolinera.

Tras 215 Km. por autopista vía Puerto Real y dos horas y cuarto de viaje llego temprano a Tarifa, donde de nuevo tomo otro buen desayuno a base de tortilla y pimientos fritos.

Ahora ya me encuentro en la sala de espera del puerto esperando este fenomenal ferry que en media horita me llevará a Tánger donde he de enfrentarme al momento crítico de los taxistas. Me pregunto para cuando el anhelado puente entre África y Europa, si será viable hacerlo y si realmente Europa está interesada en hacerlo. Habrá que investigar en ello.


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El escribir es algo que ayuda mucho cuando se viaja solo, el cuaderno de apuntes se convierte en ese amigo paciente que escucha tus reflexiones. En este viaje no sé si tendré algún contacto con ese mundo islámico que tanto me atrae. He escuchado en varias ocasiones en boca de interesantes personas espiritualistas que la esencia de Ibn Arabí y de San Juan de la Cruz es la misma. Quizás si supiésemos entender esto en toda su profundidad nos podríamos entender mejor musulmanes y cristianos. En fin....

Lo que si sé es que de este viaje se deben sacar muchas conclusiones que nos ayuden a tomar decisiones con respecto al proyecto, pues hay mucha ilusión puesta por las personas que están detrás de él y no digamos de las que esperamos se apunten en el futuro.

Ya voy en dirección a Larache, la llegada a Tánger bastante rápida. Tomé un Petit-Taxí que me pidió 30 dirhams, le di 20 y le debí dar 10 pues la estación de autobuses está bastante cerca y además por el camino metió a dos personas más en el taxi, lo que hizo que la sensación de engaño apareciese, pienso que más que engañar, algunos son un poco desahogados como dicen por aquí.

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La estación de autobuses un poco caótica y en 30 segundos montado en el autobús, con esa sensación de que te quieren manejar y eso los que me conocen saben que lo llevo bastante mal y hace que me ponga nervioso. Un poco de tranquilidad en esos momentos quizás me hubiese llevado a elegir mejor el autobús, pues en vez de elegir la empresa YAMAMA sin aire acondicionado, debí hacerlo con la empresa CMT que por el mismo precio 20Dh. Si lleva AA.

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En fin ya estoy en el bus pasando un calor de escándalo y además sin ventanas ¡Por si nos caemos! Por supuesto con un olor a humanidad maravilloso, que es la forma mejor de conocer un país. Me siento bastante atraído por estas circunstancias.

La carretera va paralela a una costa interminable, con unos colores azul turquesa que invitan a darse un baño.

Llego a Asilah y el calor dentro del vehículo llega a límites insospechados, me recuerda  las saunas que conocí en Tailandia, produce en el fondo algo de placer. Lo peor es ver a esas mujeres con el rostro sofocado por el pañuelo y la chilaba. Imagino que su pudor hace que sufran menos el bendito calor. De vez en cuando se ven algunos turistas con las carnes al aire, pienso que en definitiva pasan el mismo calor que los del lugar.


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Cerca ya de Larache cambiamos la playa por bosques de eucaliptos, el paisaje es muy bonito.

Alguien tira por la ventana una botella de plástico: ¿quién pensará que la va a recoger?, ¿pensará que se derretirá con el calor?, ¿pensará?. El chofer del autobús se ve que es un gran profesional al volante, hace unos adelantamientos de lo más temerario. Aparte de todo esto me acuerdo mucho de mis hijos; me gustaría que viviesen todo esto cuando llegue su momento.




La llegada a Larache ha sido espléndida y calurosa, al salir de la estación de autobuses he reconocido rápidamente la calle del hotel RIAD, entro y descubro un hotel distinto al que conocimos en invierno, está precioso y con unos jardines muy cuidados. Llego al restaurante Neptuno, propiedad de Sibari, él no está pero me deja dicho que nos veremos en la Plaza de España después de la siesta, algo con lo que me identifico completamente, y me deja la dirección del hotel donde me hospedaré.

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Algunas imágenes del hotel RIAD:


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De camino hacia el hotel y disfrutando de esas maravillosas vistas del Atlántico y ese olor a sardinitas asadas tan característico del mes en que nos encontramos y que tanto echan de menos los paisanos de Larache que pasan todo el año trabajando en Europa, descubro  uno de los dos únicos sitios donde se pude consumir cerveza y vino.

Me gusta respetar las costumbres de cada país que visito y sé que el Coran prohíbe el consumo del alcohol pero la tentación me vence y entro en el bar anteriormente mencionado y bajo la perspectiva de mi cultura occidental y cristiana encuentro un lugar fascinante donde tomo una cerveza que me sabe a gloria bendita acompañada de unas tapas no elegidas pero sabrosísimas, repito cerveza y otra sesión de tapas saliendo de aquel lugar tan depravado para algunos musulmanes, eufórico y contentísimo.

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El hotel que me busca Sibari es aceptable, limpio y está muy cerca de la Plaza de España, centro de todas las actividades de Larache, desde coger un autobús para ir a la playa hasta ser el mejor sitio para citarse, aquí estoy citado con Ahmed a las siete de la tarde.

Sesteo en el hotel y empiezo a echar de menos a la familia, decido que voy a regresarme pasado mañana viernes pues con esta tarde y todo el día de mañana con Ahmed es suficiente y mi estancia aquí sin mi familia no tiene sentido.




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Me voy pasear por la medina, que me atrae y me sumerge en mi memoria ancestral. En nuestros genes hay mucha información musulmana, quizás por eso nos atrae tanto, aunque también te repelen ciertas cosas. Es el amor-odio que siempre existe en una pareja bien avenida.

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Me siento en la terraza de uno de los múltiples café que hay en esta plaza que es todo un símbolo para esta ciudad tan tranquila y acogedora, haciendo tiempo hasta mi cita con Ahmed y disfrutando de un té a la menta.

A la hora prevista me encuentro con Sibari y después de la entrega de los presentes, me entrego a conversar con este hombre tan particular que hace que te enriquezcas con cada minuto que pasas con él. Da gusto conocer Marruecos de la boca de este ilustre marroquí que domina perfectamente el castellano. A los pocos minutos aparece Ahmed, en pocos minutos nos encontramos charlando muy en sintonía y vemos que existen por ambas partes mucho interés para que el proyecto se consolide. Ahmed es una persona muy trabajadora y ocupada, por lo visto los problemas de comunicación han sido debidos a varias razones, una de las cuales ha sido que la visión que tenemos de la informática no es la misma que se tiene aquí, pues ellos tienen más dificultades para hacer uso de los recursos informáticos, y si a esto se le suma que nuestro encuentro anterior fue bastante breve, se explica la aparente falta de motivación por parte de Ahmed, cosa que en realidad no es así El centro educativo con el que queremos relacionarnos no dispone de recursos informáticos, así que no sería una mala idea ayudarles nosotros de alguna forma desde aquí.

Nos hemos ido a un Cyber para enseñarle la página web del Proyecto y del I.E.S. Punta del Verde, le parece muy interesante. Ahmed no tiene mucha experiencia informática debido a que es profesor de filología hispánica, con muchas horas lectivas de clase, casado con dos hijos pequeños y no puede pasarse horas en un Cyber ante una computadora.

Quedo con él para pasar todo el día de mañana juntos. Creemos que el mejor camino para empezar un proyecto de colaboración es que exista amistad entre los profesores.

Aprovecho al pasar por una librería para comprar un curso básico de árabe.



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Jueves 21 de Julio
Con el cambio de horario -2 horas menos en verano-, me despierto muy temprano y me voy a desayunar a la famosa plaza, un magnifico zumo de naranja acompañado del correspondiente café con leche y tostadas con aceite de oliva.

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Una de las muchas cosas buenas que tiene Marruecos y en particular Larache es la alimentación, utilizan alimentos naturales como son el pescado fresco diario y unas excelentes verduras, así como el pan y los dulces. Agraciadamente de momento no han entrado aún en los alimentos muy manipulados como son los precocinados, que de manera ignorante creemos un adelanto en Europa.

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Aparece Ahmed y comenzamos un día de lo mas fructífero, pues hemos conocido toda la zona del puerto que tiene una intensa actividad entorno al mar y sus productos.

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Barcos atracando con su carga de pescado recién sacado, los astilleros arreglando su flota pesquera, las industrias conserveras tanto de pescados como de tomates que son las que queremos visitar con nuestros alumnos, y todo esto salpicado por los puestos donde se asan las sardinas que le dan el maravilloso ambiente veraniego que goza Larache en estos calidos meses.

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Una vez recorrida toda la zona portuaria, tomamos una de la infinidad de barcas que conducen a los veraneantes a las zonas de playa y el espigón, atravesando la ría. La parte veraniega de la ciudad es particularmente bonita, pues se disfruta de unas excelentes vistas de la ciudad al mismo tiempo que se disfruta de un chapuzón en las dos partes bien definidas de esta zona de baños, por un lado la ría tranquila donde se puede practicar el buceo y por otro lado la playa atlántica muy concurrida y animada.

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Todo esto es precioso y mejor de lo que me esperaba. Después de unos refrescos tomamos el autobús para volver a Larache, pasando por la antigua ciudad de Lixus y por las famosas y llamativas salinas.

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Llega la hora de comer y le pido a mi ya amigo Ahmed que me gustaría comer lo que mejor él crea conveniente, poniéndome totalmente en sus manos. Así que nos fuimos al mercado donde compramos un pescado recién capturado y allí mismo nos lo limpiaron, para acto seguido en el mismo mercado, en un pequeño y acogedor restaurante entregar nuestro pescado para que nos lo cocinasen, poniendo ellos el exquisito pan y las riquísimas ensaladas. Una experiencia culinaria eminentemente marroquí que me encantó y que si Dios ó Ala quieren repetiré seguro. Gracias Ahmed.

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Ya por la tarde nos reunimos en casa de este agradable profesor con el que creo haber establecido una relación de gran amistad, algo que percibo al abrirme las puertas de su casa. Allí hemos intercambiado bastante información sobre el proyecto y esbozado las futuras actividades a realizar durante el próximo curso escolar.

Al atardecer me acompaña a comprar algunos recuerdos, que por cierto son bastante baratos. Nos despedimos con la seguridad de que una buena amistad nos une y que pronto nos volveremos a encontrar. Me paso por la Casa de España donde me despido de Sibari.



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Viernes 22 de Julio
Me levanto muy temprano, y con la mochila a cuestas me dirijo de nuevo hacia la estación de autobuses por unas calles solitarias que parecen descansar para de nuevo recibir a un pueblo que se tira a la calle a pasear y disfrutar, algo heredado de los españoles según cuentan ellos. Aprovecho para perderme a esas horas de la mañana, y necesito coger un taxi que por fin me lleva a mi destino. En la estación tomo un Gran-Taxi que en una hora escasa me pone en Tánger y de ahí en el barco que me hará despertar de ese dulce y maravilloso sueño que ha sido este segundo viaje a Larache.

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