Actividades relacionadas con la inserción laboral en Marruecos dentro del viaje realizado con los alumnos en marzo de 2007.

Las empresas que visitamos en Marrakech y alrededores fueron principalmente las dedicadas a la artesanía, en muchas de ellas recibimos las oportunas explicaciones de los trabajadores y pequeños empresarios, traducidas en algunas ocasiones por nuestro compañero de viaje el profesor de español Said Jebari.

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De izquierda a derecha, Said Jebari, Adolfo Salto y el comerciante de alfombras del valle del Ourika

Respecto a la economía de la zona, nuestros alumnos comprobaron y fueron informados del auge que el sector turístico está teniendo en Marruecos en general y en ciudades como Marrakech en particular, donde curiosamente, según experiencia personal de nuestro amigo Said, se está notado en los últimos años un aumento significativo del uso del castellano en las relaciones comerciales.

El gobierno marroquí está llevando a cabo acciones para mejorar la actividad turística, una de ellas es el impulso de la formación profesional. Precisamente uno de los alumnos marroquíes que nos acompaña en el viaje nos cuenta que estudiará alguna especialidad relacionada con la hostelería.

La agricultura, como pudimos comprobar en el trayecto entre Larache y Marrakech, es otra actividad importante en el país, un tercio de la población activa trabaja en este sector. Hay algunos empresarios agrícolas españoles que explotan plantaciones en tierras marroquíes. Cereales, verduras y cítricos son los cultivos principales y alrededor de esta actividad otras profesiones tienen cabida: administrativos, asesores laborales, informáticos...

La primera visita fue a una pequeña fábrica de azulejos, el sistema de fabricación no parece haber cambiado desde el invento de la prensa, es el instrumento más moderno que hay en el lugar. El profesor Jebari llama nuestra atención sobre los términos españoles que utiliza el artesano es sus explicaciones realizadas en árabe: tapa, cuadro, placa... Nos relaciona algunos de los materiales utilizados: mármol en polvo, aceite de resina, arena, cemento y diversos colorantes.

Entre los componentes de la expedición tenemos un experto en ajedrez, César. No solo es buen jugador que participa en importantes torneos, sino también un conocedor en profundidad de la historia de este antiguo juego. Él nos hace detenernos para apreciar el trabajo de unos artesanos que están fabricando unas piezas con la misma tecnología que se empleaba en la época de Alfonso X: unos elementales tornos con cuerdas y palos y unas fijaciones metálicas. Cuando hacen girar un pequeño trozo de madera, éste va tomando la forma de pieza de ajedrez al acercarle el afilado formón. Es curioso ver como utiliza el artista sus veinte dedos para hacer este trabajo.

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De camino a una de las cataratas del valle del Ourika nos impresiona ver en plena faena un artesano de la piedra, es un joven que desde pequeño trabaja el alabastro. Podemos apreciar diversas tallas de animales entre las obras de este artista. Algunos no resistimos comprarle como recuerdo un sencillo camello.

En un pequeño pueblo del Atlas visitamos una fábrica y comercio de alfombras tejidas (kilims), distintas de las alfombras de nudos que más adelante comentaremos. Los kilims están formados por la urdimbre o armadura y las tramas, el tejido que se va engarzando a la armadura. Nos comentan que cada alfombra es única, ya que al no utilizar patrones es la mujer la que va diseñando a medida que confecciona. El principal material utilizado es la lana pero también usan seda vegetal. Son más largas que anchas, parece que tiene que ver con las formas de las jaimas en las que vivían. Los flecos en los kilim bereberes, nos aclara el comerciante a pregunta de Miguel Gallardo, al que descubrimos como un gran entendido, están sólo en uno de los lados de la alfombra. Nos muestran la utilidad de estos flecos en algunos modelos, servían para anudarlos al lateral opuesto y formar así una especie de saco de dormir.

Asistimos al proceso de compra de una alfombra, los alumnos pueden ver el mecanismo del regateo, la hospitalidad del comerciante, el ofrecimiento del te, la exhibición de las piezas tan variadas en tamaños, colores y decoración, el ambiente relajado y tranquilo y el acuerdo final celebrado en un clima de amistad.


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En el valle del Ourika visitamos una cooperativa de alfombras campesinas o bereberes, y pudimos ver el sistema de confección, unas mujeres trabajan en unas piezas realizando nudos sobre una estructura de cuerdas previamente montada sobre los bastidores, unos 170.000 nudos por metro cuadrado. Las lanas utilizadas están teñidas con colores vivos y los motivos que van formando son geométricos y otros muy imaginativos, muchos dibujos son simbólicos. Las decoradas con bandas y grecas sobre fondo rojo (las zemuríes), con rombos y grecas sobre fondo blanco (las de los marmucha), con dibujos negros naturales sobre fondo blanco (glaua), con animales y formas humanas realizadas en colores vivos (las de los tazenajt). También en los tatuajes de henna la mujeres dibujan en su piel estos temas.


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Aunque el aspecto final es algo tosco son de una gran belleza. Los alumnos pudieron contemplarlas extendidas en las terrazas al sol del valle, nos cuentan que es bueno este baño de sol para estas lanas vivas, pero que hay que controlar los tiempos para que no afecte al color.

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Preguntamos el comerciante precios y nos dice que una alfombra de 2,5 x 1,5m tiene un precio máximo de 2.500 dirham, unos 250 €, justifica esta cantidad porque tiene tres o cuatro meses de trabajo además de la lana, el color vegetal y otros gastos. Hay familias que cortan la lana directamente de sus corderos vivos cada año, es la llamada lana viva, otras la compran en el mercado. En cada región incorporan algún otro material como el pelo de cabra o la fibra de cactus.

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La verdadera producción la realizan las mujeres campesinas en sus casas, que aunque estando a menos de 100Km de Marrakech aún viven y trabajan según las antiguas tradiciones de las comunidades bereberes. Nos dice uno de los responsables del establecimiento que dedican a la confección de la alfombra unas pocas horas al día, la vista no resiste demasiado tiempo continuado. Antes del tejer las alfombras las mujeres lavan la lana, la hilan y la tiñen. La escritora marroquí Fátima Mernissi (Fez, 1940) dice: “Mi madre pasó muchos años de su vida bordando y ahora sé que sus ansias de libertad se reflejaban en esos pájaros con amplias alas que dibujaba sobre las telas”.

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Existen proyectos para fomentar el trabajo de estas mujeres tejedoras del Atlas, donde las nuevas tecnologías de la comunicación están también jugando su papel en un intento de comercializar los productos a través de Internet ( http://www.espacetaznakht.com/tapis.php ), todo ello para disminuir la emigración y favorecer el futuro a sus hijos y nietos. Desde aquí damos ideas a nuestros alumnos de informática que han visitado estas fábricas para que piensen en las posibilidades de inserción laboral y de solidaridad que tienen las tecnologías que estudian y conocen.

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Los zocos de Marrakech están organizados por especialidades, pudimos ver el Suq Haddadin o Zoco de los Herreros con los característicos golpes sobre el metal que se escuchan antes de llegar, el Zoco del Cobre, el de las Babuchas, el Zoco de los Carpinteros, el Zoco del Cuero, el de los Tejedores y el de los Alfareros.

Nos detenemos en un taller en el que un artesano del cuero da crema a un balón. Hace balones de fútbol y rugby, uno por día, no hay prisa, lo importante es el trabajo bien hecho. También esto son valores que hacen reflexionar a nuestros alumnos. Sus piezas nos recuerdan estos clásicos balones del color del cuero de nuestra infancia y que todavía podemos ver en fotos y en películas que recrean otra época de estos deportes.