Al principio dudaba entre ir y no ir a Marruecos, dudaba porque apenas conocía a los compañeros que iban, porque es otra cultura, otro idioma…pero decidí vivir una experiencia nueva. Después de haber ido pienso que es una de las mejores decisiones que he tomando en mucho tiempo y que si no hubiera ido me hubiese arrepentido mucho.

En esta semana he conocido a muchas personas buenas y que difícilmente las podré olvidar.

Al montarme en el autobús no conocía a casi nadie por eso me senté sola, pero al instante me dijeron que me cambiara de sitio y ahí empezó una amistad con varios compañeros.

Al llegar a Marruecos estaba cortada, porque no sabía que decirle a los a compañeros de marrueco, pero poco a poco y con el paso de los días fui haciendo amistad con ellos.

A los compañeros de Sevilla les digo que son maravillosos, te abrazaban cuando te hace falta, te sacan una sonrisa cuando te sientes mal, te apoyan, te ayudan….

Los profesores de aquí como de allí te daban consejos, te enseñaban vocabulario…como si formaran parte de tu familia.

¿Qué decir de los alumnos marroquíes? Al hablar con ellos poco a poco te vas dando cuenta que te ofrecen todo lo que tiene, sin pedir nada a cambio. Cuando te invitan a comer te ofrecen mucha comida para que no te quedes con hambre.

Lo que me ha sorprendido más de este viaje es que con aquellos y aquellas con los que menos has hablado en el viaje te dan unos abrazos tan fuertes para despedirse, que parece que te conocen de toda la vida. Estas una hora sin verlos y ya te dicen que te han echado de menos. Que te digan “eres la mejor amiga del mundo” o “sin ti la muerte es mejor”, cuando apenas lo conoces de unos días te alegra mucho y te hace pensar”¿Por qué todos los españoles no somos como ellos?” Con esto no quiero decir que los españoles no sean bueno, si no que hay pocas personas que se habrán de esa manera en tan poco tiempo.

Volveré si Dios quiere…