VIAJE A RUMANIA

Estoy escuchando la canción de Black Eyed Peas “Meet me halfway” mientras escribo mi redacción. ¿Sabéis porqué? Simplemente porque es “la canción del viaje”, porque siempre que la escucho no paro de recibir bombardeos de imágenes en mi cabeza de todos los buenísimos momentos que hemos pasado, de los lugares tan maravillosos que hemos visitado, de la gente tan especial que hemos conocido, de nuestras risas, de nuestros llantos…Y es que no se por donde empezar…


Este viaje ha sido una experiencia que no voy a olvidar en la vida. Nos ha servido para conocer un país totalmente nuevo, que a lo mejor nunca hubiéramos conocido, para conocer costumbres distintas, comidas nuevas, hábitos diferentes, un idioma… etc y sobretodo, conocer a personas nuevas, personas que nos han llegado al corazón a todos, personas que han cambiado nuestra forma de ser, personas que nos han enseñado mucho, en definitiva personas que realmente admiro.


Me estoy acordando en este momento, de nuestro primer día en Rumania, cuando llegamos al aeropuerto de Bucarest y estábamos todos nerviosos por conocer a nuestros compañeros de viaje.


Recuerdo como al principio no sabíamos ni qué decir, ni de qué hablar por lo vergonzosos que estábamos y, al mismo tiempo, me viene a la mente cuando, días después, hicimos esa guerra de bolas de nieve en el Castillo de Peles o , también, mas adelante, cuando nos pusimos a bailar bajo la lluvia en Timisoara con Ale, Myha y Gaby.


Fueron momentos muy bonitos y difíciles de olvidar, al igual que aquí en España, cuando fuimos a Isla Mágica, por ejemplo. Probablemente ¡el día que más me reí en toda mi vida!, viendo nuestras caras en las fotos que nos hicimos en cada atracción, realmente divertidísimo.

En definitiva, este viaje nos ha enseñado a querer, a valorar, a aprender, a conocer, a disfrutar…

No cambiaría nada de todas las experiencias vividas y lo mejor es que, afortunadamente, esto no se queda aquí, este verano volveremos a vernos algunos y a pasarlo ¡mejor todavía! (aunque sea difícil). Y también el curso que viene nos espera una experiencia maravillosa que, sinceramente, estamos todos deseando de vivir.


Finalmente quiero dar las gracias al instituto por brindarnos la oportunidad de hacer este viaje, a los profesores por animarnos a hacerlo cuando estábamos un poco indecisos, a los profesores rumanos por cómo se han portado con nosotros, y a mis compañeros, tanto españoles como rumanos, por que gracias a ellos este viaje a sido tan especial.

Como todos sabemos, esto es sólo un “hasta luego”.

Rocío Peluaga Lozada.