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Ya por la tarde nos reunimos en casa de este agradable profesor con el que creo haber establecido una relación de gran amistad, algo que percibo al abrirme las puertas de su casa. Allí hemos intercambiado bastante información sobre el proyecto y esbozado las futuras actividades a realizar durante el próximo curso escolar.

Al atardecer me acompaña a comprar algunos recuerdos, que por cierto son bastante baratos. Nos despedimos con la seguridad de que una buena amistad nos une y que pronto nos volveremos a encontrar. Me paso por la Casa de España donde me despido de Sibari.