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El domingo fuimos a las montañas del Rif a hacer senderismo. Pudimos apreciar la belleza del paisaje y la naturaleza en su estado más puro. Caminábamos por un pequeño sendero, y justo a nuestro lado había una caída de unos cuanto de metros (manos mal que no tengo mucho vértigo). Después de un largo paseo comimos encima de unas alfombras en medio de la naturaleza alubias sin cubiertos, es decir, rebañando con pan. Estaba buenísimo (y mira que yo detesto las legumbres) y después nos tomamos un té típico del lugar.