Índice del artículo

El cuarto día nos encaminamos muy temprano para ir a Rabat. Tardamos creo que cuatro horas en llegar, pero la espera fue recompensada. Visitamos unas ruinas romanas muy bonitas donde pudimos hacer muchas fotos a las cigüeñas que allí anidaban. También visitamos una tumba de un rey del cual por primera vez pudimos entrar en el edificio donde está enterrado y ver como cantaban el Corán en su honor. Después de comer, nos encaminamos para ir al zoco de Rabat y comprar regalos. Allí conocimos a Alberto, un estudiante de estudios arábigos de Granada que se había perdido por el laberíntico zoco. Nos acompañó hasta el final y nos prometió que nos volveríamos a ver (varios días más tarde nos lo encontramos en Larache, que nos había buscado y quería alojarse en nuestro hotel). Nos volvimos a Larache muy cansados pero con ganas del día siguiente.