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Es importante escribir sobre los desayunos marroquíes, normal que tuvieran tanta energía desde por la mañana los chavales. Porque sin saber muy bien lo que era, pedimos “jarsha” con mermelada, miel, mantequilla y queso. Y con eso, nos metimos en el autobús-discoteca para Mulay Bousselham.

Esperamos sin prisa en una zona de pescadores para montarnos en las barcas que nos darían una vuelta por la laguna para ver las aves,  y creo que lo que más me gustó fue ir en la parte de delante de la barquita, con un cielo azul  y la brisa del mar íbamos cantando y observando el paisaje, que desde luego era único. 

Nos pusimos a jugar como niños pequeños en una playa y se nos pasó el tiempo volando. ¡Normal, nos estábamos divirtiendo muchísimo!

Justo al volver a Larache, ya me invitaron a una casa y fui  encantada  porque el padre era simpatiquísimo; sabía hablar perfectamente español, y me invitó a té y dulces. El hombre se interesaba por las noticias en España, ¡si hasta me explicó el problema de Urdangarín!