Índice del artículo

Aquel viernes me levanté cansado, pero deseoso de volver a casa. Me costó lo suyo levantar a Manuel, que casi se cae de morros contra el suelo cuando iba al baño. Recogimos todo de la habitación, incluso la dejamos ordenada y por último les dejamos una flores para darles gracias por todo.

Bajamos e hicimos nuestro último desayuno. Tras desayunar, fui a comprar algunos pasteles junto a Mayte y a Cristina, después cambiamos dinero en un sitio bastante extraño y finalmente nos despedimos una última vez de aquellos maravillosos compañeros de fiesta. De todos los marroquís allí presentes, me quedo con Yuless, Kauta y Zacarias, fueron los que mejor me cayeron aunque todos me cayeron de maravilla.

Nos dividimos en dos grupos, 4-B en un autocar con César y el resto en otro autocar con el resto de profesores. Apenados, aunque yo tan frío como de costumbre no lo estaba, recorrimos el camino de vuelta a Tánger. Algunos se querían quedar allí -principalmente los enamorados- el resto, añorábamos nuestro hogar y todas nuestras comodidades típicas.

Por segunda vez hicimos todo el papeleo y embarcamos, como hubo un problema y el barco tardó dos horas de más en llegar Algeciras, estábamos cansados y agotados, pero aun así seguimos haciendo un poco el idiota, cosas como el Gorrón Ibérico quedaron grabadas y ya hay bastantes copias.

Tras subir el autobús de vuelta a Sevilla, César nos hizo ir desfilando a cada uno para contar nuestras experiencias del viaje. Yo lo describo en una sola palabra: Fantástico

Como mencioné antes, no es que hubiésemos conocido a unas personas maravillosas como los marroquíes si no que nos habíamos conocido mejor entre nosotros, algo que considero hasta más importante.

Ahora la pregunta típica es ¿Quieres repetir este viaje? A lo que respondo rotundamente: No. ¿Por qué? Muy simple, si yo fuese el año que viene le estaría quitando la plaza a otra persona y por ende impediría que otra persona pudiese disfrutar de semejante experiencia, y creo que es una experiencia que todo el mundo debe probar al menos una vez en la vida.